martes, 24 de diciembre de 2013

33 RAZONES PARA ODIAR LA NAVIDAD


1. Que pasa todos los años.

2. Repasar el sistema de salvamento para atragantados con uvas: colocarse detrás del accidentado rodeándole la cintura con los brazos y propinarle un golpe seco en la boca del estómago para que escupa. Empiece el año salvando una vida.

3. Las reposiciones televisivas que nos echan año sí, año también: Cuento de Navidad, Milagro en la Ciudad, Rey de Reyes, Grease…

4. Los villancicos o el surrealismo hecho canción. Pero mira cómo beben los peces en el río por ver a Dios nacío: una perla.

5. Comprar el último pijama del milenio, tomar la última copa del milenio, celebrar la última fiesta del milenio… El mismo coñazo del año pasado, pero esta vez con razón.

6. Los especiales navideños de TVE. ¿Pero es que los ve alguien?

7. Miles de abetos se venden cada año para ponerles unas cintas y unas bolas. Pocos sobreviven a febrero.

8. El ambiente almibarado. Hasta tu peor enemigo te sonríe por la calle.

9. Los regalos de compromiso. De algo tienen que vivir los fabricantes de corbatas.

10. Los regalos inútiles. O cómo agradecer efusivamente un sacacorchos-abrelatas que funciona con energía solar.

11. Los supermercados las vísperas de festivos. Comprar una lechuga es una odisea.

12. Edu. ¿Pero es que ese niño no tiene padres?

13. Los Papás Noeles callejeros. Cómo explicarle al niño que los Claus son familia numerosa y que te crea.

14. Las decoraciones navideñas. Un vecino mío pone en un balcón un trineo tamaño natural con renos de plástico y todo. Se lo juro.

15. El mensaje del Rey en Nochebuena. En fin.

16. Los anuncios de juguetes. Nos vamos a volver todos gilipollas, los niños los primeros.

17. El frío que hace en la calle. Y encima tienes que salir por culpa de los puntos 9 y 10.

18. Las comidas familiares, por ver cuánto tardan en salir los trapos sucios. Una amiga mía terminó a tartazos su cena de Nochebuena. Tal cual.

19. Los modelitos festivos. La moral de ponerse un vestido de tirantes en pleno diciembre.

20. Los peinados barrocos de Fin de Año: mover el cuello -y que se caiga el moño que te ha costado 5.000 pelas en la peluquería- o no mover el cuello -y coger una tortícolis-. That is the question.

21. Los maratones solidarios en televisión. Una vez al año ser bueno no hace daño.

22. Las comidas pantagruélicas. Entremeses, sopa, marisco, pescado, cordero… tres horas comiendo y encima te tienen que caber el turrón y las uvas.

23. Los quilos de más. Por consiguiente.

24. Las cabalgatas de reyes. Tres tíos que llegan en camello, coche de carreras, diligencia, barco, helicóptero y sabe Dios qué más se inventan este año; y luego intentan saltarte un ojo disparando caramelos.

25. Las postales navideñas. Escribir 25 veces “Feliz Navidad y próspero Año Nuevo” con buena letra y con cariño.

26. Los cotillones de barra libre: pagar 6.000 pesetas para que te den dos cubatas de garrafa.

27. Las resacas después de los festivos o “no debí tomar aquel último chupito”.

28. Los pobres en las calles y las tiendas a rebosar. Es así todo el año, pero parece que da -si cabe- más vergüenza.

29. Vuelve a casa por Navidad. Te apetezca o no.

30. El turrón de coco, porque una vez que empiezo no puedo parar.

31. Los belenes vivientes. Sólo por ver quién hace de virgen.

32. Los belenes caseros. Con el albal, el poliespán y el caganer es más un monumento kitch que un símbolo religioso.

33. La cuesta de enero o el descubrimiento de que has vuelto a gastarte más de lo que tiene
DARK LORD OF THE SITH